sábado, 19 de mayo de 2012

Capítulo 2.

{Narra Abby}

Un gesto de extrañeza apareció en mi rostro cuando el grupo de animadoras que frecuentemente me rodeaba durante el recreo se echó hacia un lado. Normalmente alababan mi pelo, mi ropa o mi nuevo esmalte de uñas. Ese día, sin embargo, no habían tenido ni tiempo para ello, puesto que alguien se había acercado a nosotras. Alguien que no pertenecía a ese "nosotras".
Una muchacha de mi edad, de estatura media-baja y delgada. Piel blanca, muy blanca y cubierta de diminutas pecas. Cabello pelirrojo teñido, cortado de forma desigual a la altura de los hombros. Y una sonrisa en su rostro que demostraba mucha seguridad.

- ¿Qué quieres? - espeté de forma brusca, después de unos segundos de mutua observación. Sabía que ninguna de las chicas iba a hablar, todas eran demasiado tontas como para que algo inteligente se les pasara por la cabeza. Simples ignorantes lameculos que sólo saben hablar de barras de labios y de falditas cortas.
- Vaya, no creí que fueras a ir directa al grano - se notaba, por su tono de voz, que intentaba ser divertida. Amable. Agradable, al menos. Pero, lo siento, eso era algo que no funcionaba conmigo - Quiero ser animadora.
- Ah, ¿sólo era eso? - vaya, no me lo habría imaginado. No tenía pinta... no sé, de animadora. En fin, todo el mundo se merece una oportunidad, ¿verdad? - Las pruebas son esta tarde después de clase, en el gimnasio. Acércate e inténtalo, todavía quedan puestos libres en la penúltima fila - sonreí con suficiencia. Escuché un par de leves risitas a mis espaldas.
- No, no, creo que no me he expresado bien... - soltó una sonora carcajada que me dejó helada - He dicho que quiero ser animadora. Capitana, para ser exactos.

{Narra Beth}

¿Quién era aquella chica? Algo pasaba. Todos los skaters estaban a lo suyo, pero Louis, Zayn, Frankie y yo sabíamos que algo no iba bien. Y, cuando escuchamos a Abby comenzar a gritar, decidimos acercarnos al grupito de las pijas.

- ¡Pero tú! ¿Qué te crees? ¿Que puedes llegar y comenzar a revolucionar todo esto? No, bonita - Abby comenzaba a perder la paciencia - Además, ¿te piensas que puedes llegar a ser animadora? ¿Tú? Por favor, para eso tienes que ser guapa y estar buena, no te digo más.

¿Qué? Definitivamente, no podía creer lo que estaba oyendo. Observé a la muchacha pelirroja, de la cual todavía no conocía ni su nombre, y pude comprobar que estaba al borde de las lágrimas. Toda su seguridad se había esfumado.

- Eh, Abbigail, cierra el buzón de una vez y mueve esas bonitas y delgadas piernas que tienes a otro lugar - Abby me miró con la boca entreabierta y los ojos como platos. ¿Tan raro le parecía que yo le hablara así? - Sí, te hablo a ti, muévete - ahora, todas las animadoras me miraban como su capitana. Agh, eran todas despreciables. Asquerosos clones...

Finalmente y, tras haberme asesinado varias veces con la mirada, Abby se dio la vuelta y se marchó con paso decidido, no sin antes escupir entre susurros un "Esto no quedará así". Todas sus amiguitas le siguieron cual perritos falderos.

- Uh, esa es mi chica - Louis me pasó un brazo por el hombro y me dio un sonoro beso en la mejilla. Me sonrojé ligeramente y sonreí - Ey, ¿cómo te llamas? - se dirigió ahora a la joven, que trataba de mantenerse seria y calmada.
- Soy Sue. Si vais a ser tan imbéciles como esa puta acaba de serlo, avisadme, porque me ahorro intentar mantener una conversación medianamente decente con vosotros - se cruzó de brazos, fulminándonos con la mirada. Frankie y yo nos miramos la una a la otra, y Zayn reprimió una carcajada. Sin embargo, Louis se mantuvo serio, observándola fijamente.
- Vamos a hacer una cosa. He visto que no tienes amigos, ¿me equivoco? - no la dejó responder - Como has sido taaaaaaaaan amable con nosotros - ironía - voy a hacer una cosa. Te vas a subir a este skate - dejó caer su tabla a los pies de la chica, que golpeó el suelo estrepitosamente - y vas a patinar. Si lo consigues, perfecto, bienvenida al club. Si fallas... bueno, tus consecuencias tendrás. Y a ver si así se te quitan las ganas de hablarnos de esa forma - mantuvo una expresión firme - Andando.

Louis se dio la vuelta y echó a andar, seguido muy de cerca por la asustada Sue. Me quedaba atrás, así que corrí para alcanzarlo y me coloqué a su lado, agarrado su brazo levemente.

- Louis, te has pasado. ¿Por qué le has hablado así? Sólo estaba asustada...
- No, no estaba sólo asustada. Tengo un mal presentimiento, Beth.
- Aún así, te has pasado.

Louis no contestó. Simplemente dejó de caminar cuando llegamos a la zona de skaters.

- Ahora, monta - y se cruzó de brazos, sin dejar de observarla.

Sue, con inseguridad, se subió al skate. Era muy inestable y no duró sobre él ni siquiera dos segundos. Cayó aparatosamente al suelo. Todos los skaters miraron hacia ella, que estaba sentada en el suelo, con las mejillas rojas de la vergüenza. Y, a la vez, como si todo estuviese ensayado, comenzaron a reírse a carcajada limpia. Todos.
Yo permanecí seria, observando con rabia el rostro de la chica, por el cual comenzaron a deslizarse múltiples lágrimas. Nadie dejaba de reír, así que ella se levantó y comenzó a alejarse.
Ignorando las risas de mis amigos, intenté agarrarla de un brazo y mostrarme compasiva con ella, pero rápidamente se soltó y me miró con gesto repulsivo.

- ¡No me toques! - gritó y, después, se marchó corriendo. Yo observé cómo se iba. Me dolía verla así, puesto que recordaba mi infancia y... no, nada. No quería recordarlo. Quería olvidarlo. Había hecho borrón y cuenta nueva hace tiempo, y no era plan de estropearlo todo.
Molesta, me di la vuelta de nuevo y caminé hacia Louis, que continuaba riéndose junto a Zayn.

- ¡Cállate ya! - le golpeé con fuerza en el brazo, lo que hizo que se callara y que me prestara atención - ¿No te das cuenta de que das asco? - negué levemente con la cabeza y me fui, puesto que ya había sonado el timbre que anunciaba el fin del recreo.

{Narra Elle}

Caminaba junto a Amanda hacia la clase, puesto que ya había tocado el timbre que indicaba el fin del descanso. Por lo general, solía ser muy tímida y cerrada, y me costaba mucho hacer nuevos amigos. Pero ella era distinta, abierta, al contrario que yo y muy simpática. Me resultaba fácil hablar con ella.

- ¿Pasamos primero por el baño? Sólo será un segundo - me preguntó ella.
- Oh, si, claro - sonreí.

Nos encaminamos hacia el baño, que se encontraba justo en frente de nuestra clase. Amanda entró rápidamente en uno de los servicios, cerrando la puerta, y yo me encerré en el de al lado. Me pegué contra la pared, intentando tranquilizarme, puesto que estaba muy nerviosa. Sentía un cúmulo de sentimientos dentro de mi: nerviosismo, excitación, preocupación... aunque todo estaba saliendo bien para ser el primer día. Además de haber conocido a Amanda, también había hablado con otro chico, Justin. Era algo creído para mi gusto, pero agradable y divertido. Y, además, me había quedado prendada de la sonrisa de aquel otro chico tan guapo del que ni siquiera sabía su nombre... Sí, definitivamente, creo que aquel instituto no estaba tan mal. Incluso puede que fuese buena idea lo de mudarse desde Francia, y todo.
Y de pronto, todo se torció. Un enorme globo de agua helada cayó sobre mi cabeza, empapando toda mi ropa. Solté un gritito, y pude escuchar unas leves y ahogadas risas.

- ¿Elle? ¿Estás bien? - Amanda me llamó. Salí del minúsculo servicio casi llorando, señalando con un dedo mi ropa y mi pelo mojado, incapaz de articular palabra. Estaba al borde de las lágrimas - ¿Quién ha sido? - preguntó entonces ella, abriendo mucho los ojos.
- N-no lo sé - tartamudeé - Estaba ahí dentro y de repente...
- Bueno, tranquila - me abrazó con cariño - Encontraremos quién ha sido, no te preoc...

Amanda no terminó su frase, ya que fuimos interrumpidas por el sonido de una puerta al abrirse. Concretamente, la que se encontraba justo al lado del baño que yo había utilizado. El único lugar desde el que se podría haber lanzado el globo.

martes, 1 de mayo de 2012

Capítulo 1 (Parte II).

{Narra Frankie}

Salté de mi skate, lo agarré hábilmente con una mano y comencé a correr por los desiertos pasillos de la entrada del instituto. Sabía que el timbre había sonado hace tiempo, pero no quería entrar de primera. Era nueva en el instituto, y todos me verían como débil, vulnerable. Eso, definitivamente, era lo último que quería.
Pero, al fin y al cabo, no dejaba de ser persona, tenía una vida social fuera del instituto. Por lo tanto, no debería llegar demasiado tarde si no quería que llamaran a mis padres, como solían hacer el año pasado.

Llegué por fin a la clase de Quinto A. Una enorme puerta blanca, sin ventanas, de cuyo interior procedía una aguda y estridente voz femenina. Chirriante. Desesperante. Resoplé, me coloqué bien la gorra sobre mi cabeza y, tras petar rítmicamente un par de veces sobre la puerta, entré en el aula. Lo primero que hice fue mirar a los que iban a ser mis nuevos compañeros. Alrededor de quince pares de ojos se volvieron hacia la puerta y comenzaron a hablar. O, más que hablar, gritar.
La profesora, bajita y huesuda, tenía rostro avinagrado. Una amargada, vamos.

- Buenos días. Usted debe de ser... - comenzó a hablar, a la vez que ojeaba su libreta de notas.
- Frankie.
- La señorita Francesca Bell, ¿verdad? Yo soy Hortense Flack, pero para usted seré la señorita Flack, ¿entendido? - ignoró por completo mis palabras, pronunciando mi nombre. Lo odiaba, lo odiaba con todas mis fuerzas, pero decidí controlarme. Ella aún no me conocía, no tenía por qué saberlo...
- Frankie, si es tan amable... - cambié el skate de mano. Sentía los mismos quince pares de ojos clavados sobre mí, y eso imponía bastante. Casi tanto como cuando la gente se paraba por la calle para verme hacer skate. Casi tanto.
- Como iba diciendo antes de que me interrumpiera, señorita Francesca, hoy es el primer día de clase y ha llegado usted diez minutos después de que sonara la campana, por lo tanto...
- Si, Hortense, me imagino que estaré castigada, ya me lo esperaba - ignoré por completo su petición de llamarla señorita Flack, al igual que ella había hecho conmigo. Escuché unas leves risas procedentes del fondo de la clase, pero no supe identificar el rostro. Recorrí el aula con la mirada y di por fin con un sitio vacío, colocado en la penúltima fila, justo delante de un chico moreno que llevaba una chupa de cuero - Imagino que ese será mi sitio, ¿no? - y sin esperar una respuesta por su parte, caminé hasta allí, apoyé el skate en el suelo y me senté.

Miré hacia el frente. El rostro de la profesora estaba coloreándose, debido al enfado. No pude evitar que la satisfacción recorriera mi cuerpo de arriba a abajo.

- Francesca, quiero verle después de clase, así que ni se le ocurra marcharse. A propósito, ¿podría quitarse ese gorro de la cabeza? - pronunció la palabra "gorro" cómo escupiéndola, poniendo cara de asco.
- Sí, podría - respondí, asintiendo con la cabeza, pero sin realizar movimiento alguno. Segundos después, la profesora continuaba mirándome.
- ¿A qué espera? ¡Quíteselo!
- He dicho que podría quitármelo, no que fuera a hacerlo.

Ahora si, toda la clase estalló en risas, en especial los alumnos de la última fila. Yo deseaba unirme a ellos, pero ante todo estaba la compostura, no podía perderla.
Me libré de la contestación por parte de la profesora, puesto que el estruendoso timbre sonó. Al ser el primer día de clase, ya era la hora del recreo.
Aliviada, cogí mi skate y me levanté, dirigiéndome a la puerta, cuando alguien me cogió del brazo.

- Eh, espera - me di la vuelta, con gesto huraño, esperando ver a la típica niña malcriada que me recordaría que la que mandaba aquí era ella, pero, para mi sorpresa, fue todo lo contrario. Una chica menuda, con el pelo castaño recogido en un exuberante moño en lo alto de su cabeza y grandes y expresivos ojos verde botella estaba parada frente a mi, mostrándome una sonrisa de oreja a oreja - Voy a andarme sin rodeos: se ve que eres skater, no pegas con la pijería que abunda en este colegio. Además, has sabido como callarle la boca a la zorra esa. Ven conmigo y te presentaré a mis amigos - me guiñó un ojo. Yo levanté una ceja. Me extrañaba bastante que me hablara con tal despreocupación, pero me encogí de hombros. No había tiempo para dudas o precauciones.
- Eh... claro, gracias. ¿Cómo te llamas? - esbocé una leve sonrisa. Aquello de hacer amigos estaba claro que no era lo mío.
- Soy Beth. Frankie, ¿verdad? - y, desde ese momento, supe que la pequeña y energética Beth se convertiría en mi mejor amiga.

{Narra Zayn}

Rebelde, atrevida e increíblemente sexy. Esa sería mi descripción de la nueva en tres palabras, si me lo pidieran. Desde el primer momento en el que entró por la puerta de la clase, algo se removió en mi interior. Algo parecido a las ganas de vomitar. No, aquello no podía ser bueno, puesto que no me había pasado anteriormente. Entonces, ¿qué era?
Estaba ensimismado intentando buscar una solución a mi problema, mientras mi mirada se perdía entre los aparentemente sedosos cabellos de la nueva, que se había sentado delante mía, cuando me sobresalté con el sonido del timbre que anunciaba el recreo.
Me estiré, todavía sentado en la mesa, como si hubiera estado durmiendo durante horas. Me froté los ojos después y me levanté, cuando la clase estaba ya prácticamente vacía. Y, cómo no, el cabrón de Louis se había ido sin mí.
Murmuré unas palabrotas en un susurro y salí corriendo de clase. Me encaminé hacia el patio del recreo, dividido en varios grupos de gente completamente distinta. Estaban las animadoras, los empollones, los frikis, los deportistas, las cotillas... entre muchos otros. Finalmente, avisté con la vista a mi grupo. Una mezcla de skaters, bailarines de break o hip-hop o los que, simplemente, no rascaban bola. Eramos los ¿rebeldes? Ni puta idea. No teníamos ni nombre, todo eso eran simples cursiladas.

Me acerqué a Louis, que estaba apoyado en un árbol, hablando con Beth y con la nueva. La nueva. Debía dejar de llamarla así. ¿Cómo había dicho que se llamaba? Ni siquiera lo recordaba. Estaba tan preocupado por esas repentinas ganas de potar que no presté atención.

- Zayn, colega, ¿dormido todavía? - Louis se mofó de mí. En realidad, siempre lo hacía, pero yo sabía que en el fondo era un buen tipo. De hecho, era la única persona en la que podía confiar.
- Cállate imbécil, sabes que no soporto a la Flack. Podrías haberme esperado.
- Oh, lo siento cariño, se me olvidó esperarte para que fuéramos juntas al baño... - Louis habló con voz aguda, imitando a una chica. Yo me acerqué a él, comenzando una "pelea" de broma. Terminamos ambos riendo escándalosamente. Así era nuestro día a día.
- Bueno, cuando hayáis parado de hacer el animal, me hacéis caso, y tal - Beth nos tiró del pelo a cada uno con una mano, separándonos así finalmente. Yo ahogué un grito. Tan pequeña y con tanta fuerza... - Esta es Frankie, supongo que ya lo sabíais - Frankie. Es cierto, ahora sí que lo recordaba. Frankie. Nombre extraño, pero me gustaba - Frankie, estos son Louis y Zayn - nos señaló a ambos. Yo me quedé quieto, sin reaccionar. ¿Qué se supone que se debía de hacer en estos casos? A las chicas les importaban mucho las presentaciones... Pero, ¿le doy la mano o un abrazo? ¿O eran dos besos?
No tuve que seguir debatiéndome interiormente, puesto que ella misma se acercó y depositó un beso en cada una de mis mejillas, para después hacer lo mismo con Louis. Seguía sin reaccionar. Zayn, colgado, espabila. Pareces imbécil, y como Louis empiece con sus bromitas... la cagas.

Pero Louis ya estaba demasiado ocupado mostrándole a Frankie cada una de las personas que había en el patio en aquel momento.

- ¿Ves aquél tío alto de allí, con el pelo liso, que habla con el chico bajito rubio? Se llama Liam. El otro ni puta idea de quién es, me imagino que uno nuevo - Louis señalaba con el dedo sin cortarse un pelo - ¿Y a ese tipo alto de pelo rizado? Se llama Harry, es buen tipo. Está saliendo con Maddie, que es la chica rubita que está a su lado. ¿La ves? Esa que está muy buena - debido a ese comentario, Louis recibió un sonoro puñetazo en la barriga por parte de Beth - Pero tú lo estás más, cariño - intentó arreglarlo, mirando a su novia. Yo ahogué unas carcajadas - Lo dicho, esa es Maddie. Y la otra chica rubia que está a su lado, esa que se le parece tanto, es su prima. Se llama Hayley. Tampoco está nada mal, pero mi Beth les gana a todas.
- Tomlinson, tampoco te pases. Sabes que odio las cursiladas - protestó Beth, a la vez que se anudaba un pañuelo en la cabeza. Louis le lanzó un beso por el aire.
- En fin, sigamos - mi amigo señaló ahora a una chica medio pelirroja que hablaba animadamente con un tipo rubito y una jovencita morena - Esa chica se llama Amanda. Dicen que es una empollona, pero yo la veo muy atractiva.
- Qué pasa, ¿que tú las encuentras a todas atractivas o qué? Además, que sea empollona no significa que tenga que ser fea... - salí en defensa de Amanda. La conocía de alguna vez que había ido a casa de su hermano Alex, y era un encanto de chica. Y, además, era muy mona.
- Oh, Zayn, con que Amanda, ¿eh? No pierdes el tiempo - Louis volvió a burlarse de mí. Iba a protestar pero él ya estaba de nuevo concentrado en el gentío - Pues bien, no tengo ni idea de quienes son esos que están con Amanda. Él parece el típico chulo-playas, un imbécil, vamos. Ella... no sé, júzgala por ti misma - Louis siguió recorriendo el patio con la mirada, en busca de alguien que le faltara por describir - Ah, y lo último, aunque no menos importante... ¿ves aquél tío de allí? El moreno. Se llama Chuck - lo señaló, para después desviar su dedo hacia dos personas que había a su lado - ¿Y ves a los que están a su lado? Ashley y Álex. Ella es amiga de Hayley, la rubita, ¿recuerdas? Él pertenece al equipo de fútbol. Es un buen tipo, algo lameculos, pero simpático.
- No te olvides de Abby... - comencé a decir yo.
- Es cierto, Abbigail. Abby para sus amigos, que son el grupo selecto del instituto. Es la persona más falsa, ruin y malvada que puedas encontrarte nunca, pero lo esconde todo bajo su cara bonita, por eso no te recomiendo que te acerques demasiado a ella. Es la capitana del club de las animadoras, sale con Chuck y su mejor amiga es Maddie, la otra rubita, ¿los vas pillando a todos?
- Ehm... creo que sí - Frankie habló por primera vez desde que llegué. Su voz era muy dulce, aunque pretendía darle una dureza que yo sabía que no existía en su interior - Son demasiados, pero creo que los recordaré.
- Estupendo - hablé antes de que Louis pudiera hacerlo. Ella se volvió hacia mí, clavando sus profundos y grandes ojos azules en los míos. Parecía querer decirme algo con la mirada, tan expresiva... - Eh, - sacudí la cabeza y comencé a hablar antes de quedarme embobado mirándola - y ahora que ya perteneces oficialmente al grupo de... bueno, a nuestro grupo, ¿tienes alguna pregunta? - Beth rió levemente detrás de mí.

La miré expectante, mientras ella apartaba sus ojos de los míos y los utilizaba para recorrer el patio con la mirada. Segundos después, se giró de nuevo hacia nosotros.

- Sí, solo una pregunta más.
- Adelante.
- Esa chica... - señaló a una joven de estatura baja y cuerpo delgado. Llevaba el pelo por encima del hombro, teñido de un estrafalario color rojo oscuro. Su piel era blanca como la cal, pero caminaba con paso decidido hacia el grupo de las animadoras. Concretamente hacia Abby. - Esa chica, ¿quién es?

¿Quién era esa chica? No podía ser veterana, puesto que nadie se atrevería jamás a dirigirse a Abby de la forma en que ella lo estaba haciendo en aquellos momentos. Debía de ser nueva... alguna pobre ignorante que sufriría las consecuencias de hablar con Abbigail. Estaba seguro de que pronto sabríamos quién era aquella muchacha.

- ¿Sinceramente? No tengo ni la menor idea de quién es.

viernes, 13 de abril de 2012

Capítulo 1 (Parte I).

[Una semana antes...]
{Narra Álex}

Apreté mi dedo contra el timbre por tercera vez, ahora durante más tiempo. Cómo no, Ashley no era puntual ni el primer día de clase, pero supongo que tendría que acostumbrarme a ello, ya que pasaría a buscarla el resto de los días durante todo el curso.
La conocía tan sólo desde el año pasado, pero una fuerte amistad nos unió desde un principio. O, bueno, puede que algo más. Descubrí por otras personas que Ashley estaba enamorada de mí hasta la médula y, a ver, no os voy a engañar, es simpática, divertida y muy guapa. No me hubiera importado para nada haber tenido algo con ella, pero, parándonos a pensar con sensatez, eso podría haber arruinado nuestra amistad. Así que, después de hablarlo con ella, decidimos quedar así, siendo mejores amigos. Y, no te lo voy a negar, no me arrepiento de haberlo hecho, ya que Ashley es la persona más dulce y adorable que puedas encontrarte jamás.

Me encontraba tan sumido en mis pensamientos que no me di cuenta de que Ashley ya estaba a mi lado, con una ajustada camiseta blanca, unos vaqueros pitillo y unas converse rojas. Simple, pero preciosa.
- Lo siento, Álex, ya he vuelto a llegar tarde, mátame si quieres - se disculpó a modo de saludo.
- Por hoy te perdono, pero de mañana no te libras. ¿Qué prefieres, veneno o bala en la cabeza?
- ¡Álex, eres un bruto! - Ashley me pegó un puñetazo en el hombro, no demasiado fuerte, y rápidamente comenzó a reírse. - Oye, ¿y Amanda? ¿No viene con nosotros?
- Oh, si, vendrá con nosotros el resto de los días. Pero hoy es el primer día y... bueno, ya sabes cómo es. Quería llegar la primera para asegurarse de que obtendrá su puesto de delegada de clase, como siempre - puse los ojos en blanco.
- Oh, vamos, no seas así. Amanda es un amor de chica. Podrías tomar ejemplo de ella y, además, saca mejores notas que tú - me echó la lengua y empezó a correr para adelantarme, entre risas.
- ¿Ah, si? Pues ahora verás... - sonreí con resignación y empecé a correr detrás de ella.

{Narra Hayley}

- Al salir de clase, las dos derechitas hacia casa de Hayley, ¿te queda claro?
- Sí, mamá.
- Y no os entretengáis por el camino, por favor. Vienen vuestros primos a comer y tenemos que ser puntuales.
- Que siiiiiiiiiii, mamá - Maddie comenzaba a perder la paciencia pero yo encontraba aquella escenita muy divertida.
- Y a ver si no te juntas tanto con Harry este curso, hija, que no dejas de tener dieciséis años y...
- ¡Mamá, es mi novio! - interrumpió Maddie, casi gritando, a la vez que salía del coche, dejándose la puerta abierta tras ella. Yo empecé a reírme a carcajadas.
- No te preocupes, tia Alison. Yo me encargo de vigilarlos - dicho esto, le guiñé un ojo y cerré la puerta.

Tuve que echarme entonces una pequeña carrera, puesto que Maddie había empezado a caminar hacia el edificio principal del instituto sin esperarme.
- Gracias por esperarme, mi amor, yo también estoy muy emocionada de estar hoy contigo - dije sarcásticamente. Apenas había visto a Maddie durante el verano, y eso que éramos primas. La había echado mucho de menos.
- Lo siento, Hayley - Maddie se paró y se puso frente a mi. Esbozó una pequeña sonrisa - ¡Sabes que yo también te he echado de menos! - me abrazó entonces, dejándome completamente descolocada.
- Maddie, para, ¡me asfixias! - empecé a reírme y me separé de ella - Yo también te he echado de menos, pero no te preocupes, hoy recuperamos tiempo perdido - le guiñé un ojo y volví a reír.
- No te has perdido mucho, créeme. Harry y yo seguimos igual. Quién seguramente tenga novedades es Abby - se rió - ¿Me acompañas adentro para buscarla?
- Eh... no, lo siento. Prefiero... no sé, caerme por un precipicio lleno de rocas afiladas - Maddie me miró levantando una ceja, con una expresión muy cómica en su rostro - No te lo tomes a mal, boba, sabes que Abby y yo no somos lo que se podría decir... grandes amigas. Además, allí está Liam, no lo veo desde hace por lo menos mes y medio - esperaba que eso sirviera como disculpa. Y si no, me daba igual, no pensaría acercarme a hablar con esa arpía en mi vida. O, al menos, eso creía yo...
- Está bien, luego nos vemos - dijo, tras soltar una breve carcajada. Me hizo después un gesto con la mano y acto seguido, desapareció a través de la enorme puerta principal del instituto.

Miré el reloj de pulsera que llevaba en la muñeca. Todavía eran las 08:45, tenía quince minutos de libertad antes de volver a ser encerrada en nuestra cárcel particular, como solíamos llamarla nosotros.
Comencé a caminar hacia dónde había visto a Liam minutos atrás. Se encontraba próximo a la puerta del instituto, de espaldas a mí, hablando con un chico. Debía tener más o menos su misma edad, pero era algunos centímetros más bajo que él. Su pelo era rubio con mechas oscuras y, por lo que pude observar a medida que me acercaba, sus ojos eran azules, tan azules como el mismo mar. Tenían algo, un brillo especial, encantador, que impedía apartar la vista de ellos.
Sacudí la cabeza, intentando pensar en otra cosa. Así que empecé a correr hacia ellos y, cuando estaba apenas a unos centímetros de distancia, salté y me subí a la espalda de Liam, tapándole los ojos con mis manos y dándole besitos cortos y cariñosos en la mejilla.

- Liam James Payne Smith, ¿¡cómo te has atrevido!? - me bajé entonces de su espalda y me coloqué frente a él, colocando un dedo en su pecho y mirándolo fijamente a los ojos - No me has llamado ni una sola vez en todo este verano... ¡siempre tenía que hacerlo yo! - fruncí el ceño y me crucé de brazos, fingiendo estar enfadada.
- Hayley, te prometo que te llamé millones de veces, pero siempre me daba comunicando... no quiero ni imaginarme con quién estarías hablando tú - sonrió divertido, revolviéndome el pelo con una mano.
- Bla, bla, bla. Excusas. - le saqué la lengua y me giré, dándole la espalda. Me había olvidado por completo de que el otro chico se encontraba detrás de mí. Me sonrojé violentamente, siendo consciente de ello, pero traté de disimularlo - Hola, ¿qué tal? Me llamo Hayley, encantada - sonreí abiertamente, ignorando a Liam, que seguía farfullando palabras que no alcanzaba a oír - Oigo murmullos, ¿tú también los escuch...? - no me dio tiempo a terminar la frase, puesto que las enormes manos de Liam se posaron sobre mi vientre, haciéndome múltiples cosquillas. Comencé a reírme sin parar, no aguantaba que me hicieran cosquillas. Como pude, le pedí por favor que parara.
- Eres un bicho - dijo, soltándome por fin y aguantándose la risa - Por cierto, te presento a mi primo Niall. Es nuevo en el instituto.
- ¿Sois primos? - pregunté
- Si - contestó Niall, sonriente - ¿Por qué? ¿Nos parecemos?
- ¡Para nada! En primer lugar, porque tú eres guapo, pero él... - comencé a reírme escandalosamente, seguida por Niall. Me encantaba picar a Liam con cosas así.
- Tenía asumido que soy feo, pero no me gusta que me lo digan a la cara... - frunció el ceño, enfurruñándose de broma. Yo paré al instante de reír.
- ¿Estás de coña? Porque yo al menos lo estaba, bobo - no me podía creer que precisamente Liam dijera eso, precisamente él. Parecía un puto modelo de lo guapo que era: alto, fuerte y atractivo.

Antes de que mi mejor amigo pudiera contestar, sonó el timbre, anunciando el comienzo de las clases. Puse los ojos en blanco. Ahora si que se podía decir que el infierno había comenzado.
- ¿Qué edad tienes? - me dirigí a Niall
- Cumpliré los dieciocho en un par de meses, ¿por? - me dedicó una sonrisa encantadora, que hizo que me pusiera a temblar. Lo de este chico no era ni medio normal.
- Oh, estarás en un curso más, entonces... - murmuré, mirando hacia el suelo. Levanté después mi cabeza, mirándolo fijamente a los ojos. Noté como las mejillas se me coloreaban tímidamente - Es una pena que no nos haya tocado en la misma clase. En fin, os veo luego - les dediqué una sonrisa y entré corriendo en el edificio, ya que no quería que se me presentara otra oportunidad para meter la pata de esa forma que sólo me ocurre a mí.

[Minutos antes...]

{Narra Harry}

La vi. Allí estaba, con su suave pelo rubio que tanto me gustaba acariciar colocado despreocupadamente sobre uno de sus hombros. Su piel, por lo general pálida, estaba algo bronceada, y la blusa blanca y los shorts vaqueros que llevaba ese día la resaltaban aún más. Estaba de espaldas a mí, concentrada en introducir unos libros dentro de su taquilla, pero esta parecía estar llena hasta los topes y se resistía a dejar pasar cualquier otro objeto.
Continué observándola durante unos cuántos segundos, pero cuando advertí que comenzaba a perder la paciencia, me acerqué y rodeé su cintura con mis brazos.

- ¿Te ayudo, preciosa? - susurré, acercando sutilmente mis labios a su oído. Ella dejó de forcejear con la taquilla y se quedó parada. Percibí una pequeña y tímida sonrisa por su parte.
- Si, por favor... - Maddie resopló con resignación y me dio un par de libros. Yo, con unos movimientos rápidos y ágiles, reordené su taquilla, de forma que hubiera el suficiente espacio para guardarlo todo. Una vez hube terminado, cerré la puerta y me apoyé sobre ella, mirándola - Listo, señorita.
- Gracias, de verdad - rió levemente - Me hubiera pasado ahí toda la mañana si no llega a ser por ti...
- Eh, eh - la interrumpí - ¿Te parece suficiente esa forma de darme las gracias?
Maddie puso los ojos en blanco y se rió, de un modo muy gracioso y pasó los brazos alrededor de mi cuello, regalándome un beso dulce y tierno.
- Te he echado mucho de menos... - susurró, separándose de mi y mirándome a los ojos. No me dio tiempo a contestarle, puesto que volvió a juntarse a mi, presionando sus labios contra los míos. No pude evitar sonreír, sin despegarme de ella. Yo también la había echado de menos.

- Eh, rubia, que te vas a quedar pegada - una voz burlona situada apenas a dos metros de nosotros nos interrumpió. Maddie se separó de mí rápidamente, dirigiendo su mirada hacia dicha persona. Se cruzó de brazos y levantó una ceja, con aspecto molesto.
- ¿Ya tienes que estar incordiando desde el primer día? Vete con tu noviecita y déjanos en paz - espetó ella, de un modo muy cortante.
El aludido levantó las cejas repetidamente. Parecía impresionado. Zayn, a su lado, se rió escandalosamente, pero no dijo nada.
- Beth todavía no ha llegado y, mientras tanto, el único pasatiempo que me interesa es molestarte, rubita - le guiñó un ojo. La reacción de Maddie a esto fue mundial. Yo me reí escandalosamente, acompañando a Zayn. Ambos me caían bastante bien, eran buenos tipos. Y, por lo tanto, no dejaba de encontrar aquella situación algo divertida.
- Piérdete, Tomlinson - Maddie se giró, dándole la espalda, me cogió de la mano y me arrastró por el pasillo. Me dio tiempo a hacerles un gesto con la cabeza a modo de despedida a los chicos, antes de que mi novia empezara a hablar - ¡No lo soporto! Es tan... tan... ¡Aghhhh! - ahogó un grito, por lo que no pude sino volver a reírme - ¡Y tú! ¿Te parece bonito? Se estaba metiendo conmigo y tú te ríes...
- No te enfades, tonta - dije, intentando contener la risa - Eres muy graciosa cuando te picas, simplemente es eso.
- Ya, claro. Si es que todos los hombres sois iguales... - frunció el ceño.
- Venga, perdóname Maddie - me coloqué frente a ella, haciéndola frenar. La miré a los ojos haciendo que ella mirara también los míos. Su expresión era seria - Te quiero - continué expectante. Tardó unos cuantos segundos pero, al final me regaló una de sus bonitas sonrisas. Yo le correspondí, encantado.
- Anda, tonto, vamos... - me cogió de la mano y juntos empezamos a caminar por el pasillo, dirigiéndonos ya hacia clase.

{Narra Amanda}

Quedaban apenas cinco minutos para que sonara el timbre que daría comienzo a las clases, pero yo ya me encontraba allí desde hacía al menos un cuarto de hora. Ya había colgado algunos carteles en las vacías paredes de la clase y guardado mis libros en un pupitre de la segunda fila, no de la primera, cómo seguro que muchos de vosotros os esperabais. Era una manía que tenía desde pequeña. Estar en primera fila me agobiaba, sentía la presión del profesor sobre mí, además de todas las miradas penetrantes de mis compañeros clavadas en la espalda. Una tontería.
Lo dicho, me encontraba colocando ordenadamente las tizas al lado de la pizarra cuando una voz dulce y musical me sobresaltó.

- ¿Es aquí la clase de quinto? - me giré hacia quién había hablado. En la puerta de la clase se encontraba una chica menuda y delgadita, con la piel pálida, muy pálida. Su pelo era castaño cobrizo, puesto que tenía múltiples reflejos rojos y sus grandes ojos castaños me miraron con expresión asustada.
- Eh... sí, aquí es - le sonreí, intentando tranquilizarla. Ella me sonrió y pareció relajarse un poco. Caminó un par de pasos, acercándose a mí.
- Me llamo Elle y soy, soy nueva - pude apreciar un fuerte acento en su voz, pero no supe reconocer de dónde - ¿Y... y tú? - su voz temblaba, se le veía realmente nerviosa.
- Yo me llamo Amanda, encantada - le di un cariñoso abrazo y un beso en la mejilla - No eres de aquí, ¿verdad? Tienes un acento muy fuerte...
- No, la verdad, soy francesa - ella rió nerviosamente.
- Ah, ya decía yo... - reí - Bueno, Elle, Bienvenida al instituto, pues.
- Bienvenida al infierno, dirás - mi hermano entró junto a Ashley en la clase, ambos mirándonos con gesto divertido. Yo puse los ojos en blanco.
- Álex, eres un exagerado - sonreí después - Bueno Elle, estos son mi hermano Álex y Ashley. Ambos vendrán también en esta clase.
- Eh, encantada - Elle sonrió tímidamente. Ashley le sonrió adorablemente, mientras que mi hermano le guiñó un ojo. La francesa se sonrojó violentamente entonces.
Iba a hacer un comentario respecto a eso, pero fui interrumpida por el timbre y por una veintena de adolescentes hormonados hablando a gritos que entraba en clase como una estampida. Resoplé y le hice una seña a Elle para que me siguiera, indicándole que se sentara a mi lado. "Principio de curso, allá vamos".

{Narra Abby}

Volví a acercarme a Chuck, agarrándole del cuello de la camisa y pegándolo aún más a mi, si cabe. Lo besé apasionadamente, como si no hubiera un mañana. Si, se podría decir que cada vez que nos veíamos ocurría esto, pero ya lo hacíamos más por tradición que por otra cosa.

- Abby, ya ha sonado el timbre, deberíamos entrar - dijo mi novio separándose de mí pero sin borrar la sonrisa de su rostro.
- Venga, ¡si es el primer día de clase! No pueden obligarnos a entrar tan temprano... - refunfuñé yo - Además, quiero quedarme un rato más aquí contigo... - volví a acercarlo a mí, presionando con fuerza mis labios contra los suyos. Él sonrió mientras lo hacía.
- Abby, precisamente porque es el primer día de clase deberíamos llegar pronto. Venga, nos vemos luego en el recreo - volvió a darme un beso rápido y entró por la puerta principal del instituto, no sin antes guiñarme un ojo.

Apoyé mi espalda en la pared y resoplé. Qué raro estaba Chuck, últimamente ya no era el mismo. Bueno, realmente, no lo era desde hacía aproximadamente un año. Sí, llevábamos dos años saliendo, pero hablando con sinceridad, estaba algo aburrida. ¿Que por qué no lo dejábamos? Simplemente, no me apetecía enfrentarme a todos los rumores que saldrían de las bocas de los cotillas de este instituto. Si, bueno, reconozco que yo era una de ellas, puede que de las peores. Pero no me apetecía, y punto.
Además, Maddie había estado intentando durante todo el verano convencerme para que lo dejara. Insistía día sí y día también. Una pesadez. Se me ocurrió pensar por un momento que a ella podría interesarle Chuck, de ahí que me rompiera la cabeza cada día. De hecho, fue de lo que estuve convencida durante todo el verano. Siempre me decía a mi misma que era una puta, que aún por encima de tener novio y éste estar bueno, quería robarme a mí el mío. Y por eso, me distancié de ella. Porque, pese a ser mi mejor amiga, era una puta. Al final, Maddie consiguió sonsacarme todos mis pensamientos, y después de una larga llamada telefónica en la que nos llamamos de todo menos guapa, hicimos las paces. Pero no podía apartar de mis pensamientos la posibilidad de dejarlo con Chuck... quién sabe, quizás fuera hasta buena idea.

Decidí que ya había pasado el suficiente tiempo como para continuar castigando a los demás sin mi presencia, así que entré en el edificio y, tras guardar el traje de animadora en la taquilla, ya que después tendría entrenamiento, me dirigí a clase.

domingo, 8 de abril de 2012

Prólogo.


No dejé de correr. Corría, corría sin mirar atrás. Sin mirar por dónde iba, cegada por las lágrimas que anegaban mis ojos. "¿Qué he hecho yo para merecer esto?" era la pregunta que últimamente había rondado mis pensamientos. Yo era feliz. Yo fui feliz.
Recuerdo cuando era niña y todavía vivía en California. Una bonita casa de dos pisos y en primera línea de playa era la que me recogía cada noche. Mi madre todavía era hermosa, y en su rostro sin arrugas siempre estaba dibujada una sonrisa. Recuerdo regresar corriendo de la escuela, tan sólo porque quería abrazarla e inspirar profundamente mientras apoyaba mi cabeza sobre su pecho, respirar ese elegante aroma que desprendía su perfume. Que me hiciera cosquillas después y, entre risas, me llevara en volandas hasta la mesa para darme la merienda. Pan con chocolate y un zumo de naranja. El manjar de los dioses para mí. Y mientras yo, hambrienta, comía con avidez, ella me contaba historias de príncipes, princesas, de magos y brujas, de reyes y reinas. Historias fantásticas, de guerras o de amor. Sí, definitivamente, esas eran mis favoritas.
Después llegaba papá, con su rostro cansado de tanto trabajar, pero sin faltar nunca una enorme sonrisa que me regalaba a mí. A su hija. A la niña de sus ojos. Me llenaba la cara de besos, pinchándome a veces con su barba de tres días. Pero eso era lo de menos, porque después se llevaba una mano al enorme bolsillo de su abrigo y sacaba de él una chocolatina. Chocolate con leche y caramelo. Mi favorita. Y así, entre risas, juegos y cosquillas, ellos me hacían la persona más feliz del mundo.
¿Por qué todo había cambiado? ¿Por qué no pudimos volver a ser felices jamás? Esas eran mis preguntas constantes, preguntas que yo había tratado de responder por mí misma, día a día, durante casi seis años. Preguntas para las que apenas había encontrado una respuesta coherente.
Seguía corriendo. No pensaba parar. Pensaba seguir hasta que las piernas me fallasen, eso lo tenía muy claro.
Pero, fue pensarlo, y ocurrió. Supongo que un vestido roto y las heridas que me hacían las pequeñas piedras del suelo en los pies no ayudaban. Caí al suelo, golpeando mi cabeza contra una raíz que salientaba del pie de un árbol. Todo se volvió borroso entonces, una mezcla de lágrimas, dolor y confusión. Y mientras la brisa helada de aquella fría noche de finales de septiembre recorría mi cuerpo centímetro a centímetro, yo me repetía aquella misma pregunta: "¿Qué he hecho yo para merecer esto?".

sábado, 7 de abril de 2012

Personajes Principales.

Abigail (Abby) Hayes 

Edad: 17 años
Otros datos: Capitana de las animadoras. Pija y clasista. Popular en el instituto. Borde con las personas que ella considera de “clase inferior” y, normalmente, con las que no conoce. Muy ligona. Sale con Chuck desde hace dos años, pero no está enamorada de él, simplemente lo hace por el qué dirán si rompieran.

Madeleine (Maddie) Collins

Edad: 16 años
Otros datos: Prima de Hayley y mejor amiga de Abbie. Tan pija como ella, pero no tan clasista. A veces, siente compasión por aquellos a los que su amiga “rechaza”, pero nunca se lo ha dicho a nadie. Sale con Harry y está muy enamorada de él, pero las cosas darán un giro de 180º muy pronto.

Francesca (Frankie) Bell 

Edad: 17 años
Otros datos: Rebelde y atrevida. Es nueva en el instituto. Ama hacer skate por encima de todas las cosas y su estilo es más bien callejero. Borde y sarcástica. Se llevará bien con todos los skaters en general, pero a las chicas las considera a todas unas repipis, a excepción de Beth.


Hayley Murray 

Edad: 16 años
Otros datos: Ella y Maddie, además de ser primas, eran mejores amigas en el pasado, pero cuando la última comenzó a juntarse con Abby, Hayley no quiso tener nada que ver con ello. Las dos todavía hablan de vez en cuando, ya que Maddie cambia totalmente cuando está con una y con otra. Hayley es una persona muy alegre y enamoradiza, aunque algo tímida.
Su mejor amigo es Liam, con él siente que puede ser ella misma y es el único al que le cuenta absolutamente todo.


                                                                      Elle Delacour


Edad: 16 años
Otros datos: Es nueva en el instituto. Nació en Francia y vivió allí hasta los 10 años, por lo que todavía mantiene un fuerte acento francés al hablar. Se quedará enamorada de la personalidad de Chuck nada más conocerlo, cosa que le traerá más de un problema con Abby. Se hará muy amiga de Amanda.


Ashley Williams 

Edad: 16 años
Otros datos: Llegó nueva el año pasado al instituto, y se lleva muy bien con Hayley. Pertenece al club de animadoras, ya que le encanta bailar, pero no soporta a Abby. Durante su primer año en el instituto se enamoró perdidamente de Alex, pero no consiguió nada con él. Ahora son mejores amigos, y sabe que a él puede contárselo todo. Este año, Cupido no ha llamado todavía a su puerta, aunque no tardará en hacerlo.

Elizabeth (Beth) Doyle

Edad: 16 años.
Otros datos: Amante de la música y de la vida. No suele dedicar mucho tiempo a los estudios. Su estilo es más bien callejero y muy colorido. Su pasión es bailar, pero ni muerta se apuntaría al equipo de animadoras, por lo que está apuntada a clases de break-dance en una academia fuera del instituto. Se ríe constantemente por todo y pronto se convertirá en la mejor amiga de Frankie. Actualmente, sale con Louis.

Amanda Wilson

Edad: 16 años.
Otros datos: Alegre y divertida. Modelo de chica ejemplar, saca sobresalientes en casi todas las asignaturas. Se presenta voluntaria para todo, hasta para ser delegada de clase. Tiene un hermano mellizo, Alex, al que está muy unida, y aunque sean totalmente dos polos opuestos, se lo cuentan absolutamente todo. Se lleva bastante bien con Hayley y Ashley, y también lo hará con la francesa Elle.


Harry Styles

Edad: 16 años.
Otros datos: Divertido, guapo y ligón. Hace tiempo que perdió la virginidad, y ha estado prácticamente con la mitad de las chicas del instituto, ya que la gran mayoría está detrás de él. Una vez empezó a salir con Maddie, cambió totalmente, y se dedicó bastante a su relación. Aunque, en realidad, más que una pareja parecen amigos.
Conoce a Liam desde que tiene uso de razón y es su mejor amigo, pese a ser totalmente distintos el uno del otro.

Louis Tomlinson

Edad: 18 años
Otros datos: Bastante popular en el instituto, pero no precisamente por pijo, estudioso o amable. Se podría incluír dentro de las malas influencias, ya que fuma, bebe y sale de fiesta casi a diario, sin importarle una mierda su futuro ni su salud. Su mejor amigo, y probablemente el único verdadero que tiene, es Zayn. Con él lleva a cabo todas las fechorías e inocentadas del instituto.
De vez en cuando, ambos se juntan con los skaters, pero sólo porque Beth, la novia de Louis, pertenece a ese grupo.

Zayn Malik

Edad: 17 años.
Otros datos: Mejor amigo de Louis. Le interesan tanto los estudios como a él. Tiene mezcla de raíces americanas, inglesas y árabes, por lo que cuando era más pequeño e iba a la escuela, sus compañeros se metían con él. A medida que se iba haciendo mayor, se iba cerrando más en si mismo, ignorando lo que los demás le decían, hasta que un día explotó y se enredó en una pelea con un chico de su clase. Desde ese día, cambió, se juntó con Louis y quedó mal influenciado por él. Nunca se ha enamorado.

Niall Horan

Edad: 17 años.
Otros datos: Primo de Liam. Nuevo en el instituto. Sus hobbies son jugar al fútbol y comer. Es un chico cariñoso, tierno y divertido. Se ríe por absolutamente todo. Le cuesta enamorarse porque no hace demasiado, su ahora exnovia Hannah, con la que llevaba saliendo dos años, la engañó con el que era su mejor amigo, Andy.


Liam Payne

Edad: 18 años
Otros datos: Chico reservado, sensible y cariñoso. Primo de Niall. Es un buen estudiante y el novio que toda madre querría para su hija. Su pasión es cantar, aunque lo mantiene en secreto ya que le avergüenza lo que los demás puedan pensar de él. Su mejor amiga es Hayley, pero lo que no le ha contado a nadie es que estuvo enamorado en secreto de ella durante mucho tiempo.

Justin Bieber

Edad: 16 años
Otros datos: Llega nuevo al instituto y lo revoluciona, literalmente. Si antes todas las chicas iban detrás de Harry, ahora algunas se cambiarán para Justin. Tiene el pavo algo subido y le gusta mucho presumir, pero en el fondo es un buen tipo. Harry se convertirá en un gran amigo para él, y pese a que saldrá con numerosas chicas, tan sólo estará enamorado de una, esa a la que no consigue.

Charles (Chuck) Martin


Edad: 17 años
Otros datos: Es un chico gracioso, amable y buena persona, aunque el estar saliendo con Abby no ayuda a dar esa imagen. Lleva dos años saliendo con ella, pero hace más de uno que dejó de estar enamorado. Capitán del equipo de fútbol. Su mejor amigo es Alex, aunque también se lleva bastante bien con Harry. Le gusta mucho estar en compañía de Amanda.

Alexander (Alex) Wilson


Edad: 16 años
Otros datos: Hermano mellizo de Amanda. Mejor amigo de Chuck, pese a que no es tan popular como él. Pertenece al equipo de fútbol. Sabe que Ashley estuvo enamorada de él durante algún tiempo, y lo cierto es que él también empezó a sentir algo por ella, pero cuando llego Elle al instituto, no pudo apartar sus pensamientos de ella. Ahora, Ashley y él sólo son mejores amigos.